Entre Altea y Calpe, visitamos una de las calas más espectaculares de la Costa Blanca.
Protegida por los impresionantes acantilados del Morro de Toix, un saliente natural que delimita la Bahía de Altea, encontramos una de las calas más espectaculares de la provincia de Alicante: la Cala del Racó del Corb.
Situada dentro del ámbito marítimo del Parc Natural de la Serra Gelada, se trata de una pequeña cala de bolos, de apenas 200 metros de largo y 10 metros de ancho y de difícil acceso. Un lugar frecuentado por practicantes de psicobloc y paddle-surf, que también es ideal para disfrutar de sus cristalinas y de sus fondos marinos realizando snorkel.
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La Cala del Racó del Corb
La Cala del Racó del Corb se encuentra justamente en la línea divisoria entre los términos municipales de Altea y Calpe, en el «rincón» que forman los acantilados del Morro de Toix en su vertiente sur.
Cuando nos bañamos en la Cala del Racó del Corb, lo estamos haciendo en aguas protegidas por ley, ya que forman parte del Parque Natural de la Serra Gelada, y más concretamente de su componente marina, que se extiende a lo largo de toda la Bahía de Altea.
En toda esta zona encontramos una importante pradera de posidonia oceánica, una planta marina de gran importancia ambiental y protegida por ley. Por ello, es posible que en algún momento encontréis la orilla de la Cala del Racó del Corb con restos de arribazones de posidonia (hojas muerda de la planta, que llegan a la orilla, de color pardo). Esto no significa, ni mucho menos, que la cala esté sucia. De hecho, la posidonia es la responsable de que las aguas estén limpias, oxigenadas y cristalinas, además de servir de refugio para innumerables especies de peces e invertebrados marinos. Por si fuera poco, los arribazones de posidonia protegen la playa de los temporales.
Hasta no hace demasiado, esta era una cala en la que solía haber muy baja afluencia, aunque esto ya ha comenzado a cambiar en los últimos años. No obstante, sigue siendo una cala poco concurrida (por lo general), debido a su difícil acceso.
Cómo Llegar
La Cala del Racó del Corb se encuentra entre las poblaciones de Altea y Calpe, al norte de la provincia de Alicante. Para poder acceder, tenemos que circular por la carretera N-332 y desviarnos a la altura del acceso a las urbanizaciones de esta zona, o bien al Puerto Deportivo Camponanes. Lo mejor es que pongáis el GPS en el coche y os dejéis llevar, ya que las urbanizaciones tienen un trazado laberíntico. Siguiendo las indicaciones, llegaréis hasta un «cul de sac», una calle sin salida, que es donde empieza la bajada a la cala por senda.
Si tenéis suerte, podréis aparcar cerca, aunque yo os recomiendo dejar el coche en la calle Ronda del Atardecer (un poco antes) e ir caminando desde allí. Os dejo el mapa para GPS a continuación:
El Acceso a la Cala
Como ya he comentado, el acceso a esta cala es complicado. Hay que bajar por una senda entre pinos con pendiente bastante pronunciada, por lo que recomiendo llevar buen calzado (al menos, unas zapatillas cerradas). No es buena idea ir cargados con nevera, sombrilla o similar, ya que podéis acabar rodando ladera abajo. Lo ideal es acceder con mochila a la espalda para llevar las manos libres. Una vez abajo, lo mejor es utilizar escarpines o calzado similar para bañarnos y, por supuesto, equipo de snorkel para bucear en sus cristalinas aguas.
Libro recomendado: Snorkel en la Costa Blanca.
El Cañón del Mascarat
Si venís a la Cala del Racó del Corb, os recomiendo aprovechar para realizar la ruta del Cañón del Mascarat, una ruta sencilla y muy espectacular que queda muy cerca de la cala.
Otras Calas cercanas
Te recomiendo visitar en el mismo día la Cala de la Barra Grande, muy próxima a la del Racó del Corb, así como la Playa Mascarat, una playa de arena. Te cuento más en el artículo sobre la Cala de la Barra Grande.
La Crítica: urbanismo depredador
No podía acabar este artículo sin publicar una crítica al respecto de la barbarie urbanística que, a mi juicio, se ha cometido en esta zona (y se sigue cometiendo).
Una zona que se cuenta entre las más espectaculares de la geografía alicantina, con calas de aguas cristalinas, profundos barrancos, imponentes montañas, desafiantes acantilados…
Y todo esto nos lo «hemos cargado» por culpa de un un urbanismo salvaje y depredador que ha ocupado (y sigue ocupando) hasta el último centímetro de uno de los tramos más bellos del litoral alicantino. «Pan para hoy y hambre para mañana», que decía el refrán. Una auténtica pena.
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Me encantan todas vuestras publicaciones , son muy interesantes y super bien editado ,todo.
La pena es que vivo en Madrid y no he podido volver por allí desde el pasado verano, bueno, ya nos pondremos al día.
UN SALUDO
Muchas gracias por tus palabras, Carlos!! Me alegra mucho saber que te gusta lo que vamos publicando… Esperemos que la situación mejore pronto y se alivien las restricciones, para poder disfrutar de esos espacios naturales!!