El Jardín de Santos de Penàguila (Alicante)

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Hoy visitamos uno de esos lugares mágicos que esconde la geografía alicantina: una finca rústica con una una fascinante historia de casi doscientos años. El Jardín de Santos es una reliquia de tiempos pasados que te hará viajar en el tiempo y donde podrás sentirte protagonista de un relato de fantasía; una Alicia en su particular país de las maravillas… 

Como ya hemos comentado en muchas ocasiones en esta bitácora, la provincia de Alicante, cuya denominación turística es «Costa Blanca», no se limita a su litoral. El interior de esta región de la Comunidad Valenciana alberga grandes tesoros naturales, culturales y artísticos que merece la pena visitar: el Parque Natural del Carrascal de la Font Roja, las pinturas rupestres de la Sarga, las cuevas del Canelobre… Entre todas estas joyas, hay una que puede pasar desapercibida y que sin embargo merece la pena detenerse a conocer: hablamos de la pequeña población de Penàguila, donde puedes deleitarte con su magnífico entorno natural y, dentro de su patrimonio histórico, admirar uno de los rincones de mayor encanto de Alicante: el Jardín de Santos.

Qué ver en el Jardín de Santos de Penàguila

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Jardín de Santos: Laberinto y Casa-Museo

El jardín fue propiedad de la familia Rico y Soler hasta el año 1986, momento en el que fue cedido al Ayuntamiento de Penàguila.

En la actualidad puedes visitarlo los fines de semana y los días festivos durante todo el año, con horarios de mañana y tarde. La entrada es gratuita.

Justo antes de la entrada encontrarás una completa área recreativa con un kiosco-bar, mesas y bancos, zona infantil y aseos. El jardín es frecuentado por familias con niños pequeños, así que si quieres pasear en silencio lo mejor es acudir a última hora del día.

Lo primero que verás al atravesar la imponente puerta del recinto será la casa museo, de un atractivo color añil. En su interior puedes conocer la historia del jardín y contemplar una exposición de las diferentes herramientas que se han utilizado a lo largo de los años para el cuidado de este pequeño edén.

Uno de los lugares más especiales del interior de la finca es un laberinto vegetal cuyas paredes están formadas por cipreses. Esta zona es la favorita de los más pequeños (y no tan pequeños), que intentan superar el reto de llegar al centro sin perderse.

Otros rincones del jardín que te encantarán son el orquiadio, el estanque o alberca, la pajarera y una pequeña cueva con estalactitas que se encuentra al final de la zona de el bosque.

Además de los cipreses, la especie más presente en el jardín, la finca alberga otras muchas especies vegetales, tanto autóctonas como foráneas: tejos, abetos, pinos, rosales, magnolias, orquídeas…

Historia del Jardín de Santos de Penàguila

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Jardín de Santos de Penàguila

Joaquín Rico y Soler fue un rico terrateniente de la localidad que sentía un especial amor por el arte y la naturaleza. Con apenas 25 años, en el año 1840, y con la ayuda de uno de sus grandes amigos, el pintor Antonio Cabrera, Rico y Soler comenzó a diseñar lo que se convertiría en el Jardín de Santos de Penáguila. Para ello, se inspiró en los jardines románticos más reseñables de la época, como los de la Granja de San Ildefonso, los de Julià y Parcent y otros del mismo estilo que ya se habían construido en diversas ciudades españolas.

Un año después, en 1841, se iniciaron las obras de construcción, empezando por un camino que unía su casa con el lugar donde se instalaría el jardín y que hoy lo bordea en la conocida como ruta filoclimática, un precioso sendero entre cipreses y diferentes especies vegetales; el segundo paso fue la construcción de un canal desde la Font Major de Penàguila, de unos dos kilómetros de longitud, que sirviera para regar los distintos árboles, plantas y flores del jardín.

Una vez finalizadas las infraestructuras de este espacio natural y artístico, se procedió levantar el resto de sus instalaciones: el pabellón de recreo, las estatuas, el mirador, el estanque, el laberinto…

Casi dos siglos después, el Jardín de Santos sigue provocando la admiración de los muchos visitantes que cada año se acercan a sus terrenos para disfrutar de su extraordinaria belleza.

Cómo llegar al Jardín de Santos

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Jardín de Santos: camino de cipreses desde el pueblo

Puedes acercarte a la finca en coche, ya que cuenta con un parking habilitado, aunque es mucho más agradable hacerlo por el camino de cipreses que parte del pueblo, un maravilloso paseo de poco más de un kilómetro que te irá preparando los sentidos para disfrutar al máximo el romanticismo de la finca.

Junto a este camino encontrarás la ya mencionada ruta filoclimática, aunque he de decir la última vez que estuve por allí (Abril de 2022) esta ruta no se podía hacer completa porque el sendero estaba cortado por desprendimientos. Aún así te animo a echar un vistazo.

También merece mucho la pena visitar el pueblo y los elementos de interés de Penàguila que ya hemos comentado. Y por supuesto quedarse a comer y saborear la deliciosa gastronomía de montaña de Alicante.

Moraleja: como ya sabes, la Costa Blanca es una auténtica gozada para unas vacaciones, pero no olvides que Alicante Interior tiene muchos otros atractivos. Y, sin duda, el Jardín Santos de Penáguila es uno de los más sugerentes.

Penàguila, una pequeña joya del interior de Alicante

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Antiguo portal de acceso en la muralla de Penàguila

Situado en la comarca de l’Alcoià, al norte de la provincia, Penàguila es un coqueto pueblo de apenas 300 habitantes que se extiende a los pies de la Sierra de Aitana. A pesar de su pequeño tamaño, esta localidad alicantina alberga en su interior interesantes tesoros arquitectónicos y culturales, algunos de ellos con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC).

Entre los lugares que no debes dejar de visitar en una escapada destacan el Castillo de Penáguila, una antigua fortaleza musulmana del siglo VIII que fue reformada entre los siglos XIV y XVI, la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, de estilo neoclásico y que fue construida a finales del siglo XVIII, los restos de la muralla medieval, las ermitas de San Roque y del Calvario, la Font Major y su lavadero y el Museo Etnológico.

Pero si hay un lugar que hace las delicias de los visitantes, ese es el Jardín de Santos de Penáguila, un espacio lleno de romanticismo y de alto valor histórico y artístico que fue construido en el siglo XIX.

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Buenas Prácticas

• Sigue siempre los senderos. Atajar daña el entorno.
• Respeta flora, fauna y entorno. Disfruta en Silencio.
• No dejes rastro de tu paso, tampoco restos orgánicos.
• Infórmate, Planifica y Equípate bien para disfrutar al máximo.
• Respeta el Patrimonio Cultural (ruinas, márgenes de piedra, etc).
• Respeta a otras personas y propiedades privadas.

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